El Comunismo Libertario o Anarcocomunismo tiene sus raíces en Europa junto al surgimiento de la anarquía, doctrina contraria al parlamentarismo, a los partidos políticos y a la existencia de clases sociales que tengan grupos dominantes de poder, aunque sea el propio estado quien domine la estructura; así como la existencia de grupos políticos que controlen el poder en todas sus expresiones: políticas, religiosas, económicas o sociales.
Así como el comunismo es una doctrina política, económica y social, cuyo principio es la no existencia de la propiedad privada sino el control por parte del estado de todos los medios de producción, el Comunismo Libertario o Anarcocomunismo tiene amplia relación con esta ideología, pero con matices que suponen la superación de las jerarquías.
En Europa, desde principios del siglo XX, el pensamiento político ha estado marcado por la lucha de clases, los partidos comunistas antiparlamentaristas, la anarquía como forma de convivencia horizontal, el comunismo, el marxismo y otras doctrinas contrarias al poder en manos de la burguesía dominante, como el esclavismo en todas sus formas y en definitiva el sometimiento del hombre en procura de la riqueza de un grupo dominante, además de otros planteamientos que señalan las estructuras establecidas como la fuente de la desigualdad.
Nacimiento del Comunismo Libertario
El Comunismo Libertario comenzó a raíz de los movimientos anarquistas surgidos en Europa entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, con el nacimiento de la Alianza por la Democracia Socialista, en la segunda mitad del siglo XIX, hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
El nombre de Pierre Joseph Proudhon, revolucionario francés y parlamentario durante la Segunda República, aparece al lado de otros como Mijail Alexandrovich Bakunin, Pedro Kropotkin y Errico Malatesta, quienes son considerados los principales teóricos del anarquismo moderno, por sus discusiones, aportes y defensas a favor del proletariado y del socialismo y sus discursos contra la propiedad privada.
Sin embargo, Miguel Bakunin es quien desde la Internacional de los Trabajadores (organización que agrupó a los anarquistas franceses, sindicalistas ingleses y republicanos italianos), organiza, sistematiza y da forma al anarcosindicalismo, con acciones y teorías como la de la lucha de clases, el antiautoritarismo, la crítica al estado y al capitalismo, al trabajo como forma de explotación, etc.
Como anarquismo y Comunismo Libertario son doctrinas parecidas, podemos hacer distinciones una de la otra dependiendo de los principios que guían a cada una.
El anarquismo propone la eliminación del estado y cualquier forma de organización social, política, económica y religiosa que busque ejercer el control sobre la sociedad, pues son consideradas represivas e innecesarias.
Surgido a partir del Socialismo del Siglo XIX, el anarquismo, así como el comunismo, es uno de los movimientos de izquierda que florecieron como crítica al capitalismo como modelo de producción y gobierno.
Para alcanzar una sociedad con un modelo anarquista, el primer paso era expropiar todas las empresas y compañías de las manos privadas, pues generaban esclavismo; en cambio, promovían una asociación horizontal donde prevalecía el reparto equitativo y justo de los bienes dependiendo de las necesidades de cada persona.
Características del Comunismo Libertario
En el Comunismo Libertario los salarios no están considerados, cada quien es libre de elegir qué trabajo quiere realizar en función de sus características y necesidades.
Esa crítica al régimen salarial surge por promover la desigualdad entre las personas, para lo cual los teóricos como Kropotkin, diseñaron fórmulas para estructurar una sociedad libertaria.
El Comunismo Libertario o Anarcocomunismo es contrario a la propiedad individual o de grupo, y promueve una sociedad descentralizada en la que los trabajadores se asocien de forma libre, conformando colectivos, y no exista el dinero, para lo cual promueven también la desaparición del sistema monetario.
El estado era también blanco de ataque del Comunismo Libertario, pues era considerado como la estructura que mantenía a una sociedad clasista, con desigualdades y en procura de enriquecerse gracias a la explotación individual y colectiva.
Tanto Kropotkin como los demás promotores del Comunismo Libertario consideraban que todo tenía una fuerte vinculación, por lo que era imposible calcular el pago por su trabajo al trabajador, pues se debían considerar elementos como la emoción, la cual tiene relación con la producción, así como otros intangibles como la eficacia y la conciencia laboral.
La propuesta de esta organización económica y social hace énfasis en las injusticias y los errores de los sistemas anteriores, es decir, aquellos de perfil liberal que suelen fomentar la desigualdad, que se imponen ante la falta de apoyo y que reprimen para asegurar su mantenimiento en el poder y continuar la estructura de explotadores y explotados.
Los bienes son de quienes los necesite y los trabaje, tal como se ha fomentado en países con bases socialistas (la tierra es de quien la trabaje, y todo es de quien lo necesite), esta corriente promueve una economía de productos y servicios realizados por los mismos trabajadores, se reparten en establecimientos comunitarios, y que, sobre la base de las necesidades y deseos individuales, sean capaces de consumirlos.
En España, especialmente en Catalunya, el Comunismo Libertario de Kropotkin echó raíces durante la Guerra Civil, cuando los anarquistas sintieron que tenían el deber de continuar la lucha por una sociedad libertaria, ya habiendo terminado con el fascismo, lo que incomodó a otras doctrinas e ideologías como la comunista.
La conquista del pan
Esta corriente alcanzó su cometido con la “Catalunya Autogestionada”, establecida por los obreros, siguiendo a pie juntillas “La conquista del pan”, libro del anarquista Kropotikin, con capítulos como: “nuestras riquezas, el bienestar para todos, el comunismo anarquista, la expropiación, los víveres o el alojamiento.
En la actualidad el Comunismo Libertario mantiene la lucha por madurar las ideas, adaptarlas a los nuevos tiempos marcados por la globalización, el poder desde cualquiera de sus estructuras, económicas, sociales, científicas, tecnológicas, religiosas, etc., y se reagrupa para formar parte de los cambios, tomando en cuenta el manejo de los mismos mensajes, la defensa de los mismos objetivos y el desarrollo de un proyecto común.